Fairhead se centra en las tradiciones de la gente Kissi, que viven en partes afectadas por ébola de tres países: Guinea, Liberia y Sierra Leona. Sus habitantes creen que "un funeral realizado correctamente ayuda a los muertos a trasladarse a la aldea de los muertos en el que viven una vida similar a los de la tierra y siguen participando en los asuntos en la tierra”.
"¿Qué sucede cuando no se puede enterrar a la gente de una manera normal, cuando no se puede hacer un duelo en condiciones?", Se pregunta Almudena. En lugar de una comunidad que se reúne para llorar una pérdida, aparece de improviso gente en trajes de protección bioquímica que rocían a los muertos con cloro antes de introducirlos, junto con sus ropas, en bolsas selladas.
Sólo los extraños y los malditos están enterrados fuera de la aldea
La proximidad tradicional de las tumbas a los hogares en Guinea, Liberia y Sierra Leona "muestra lo cerca que está de nosotros el mundo de los espíritus" dice Almudena. "Nunca se está totalmente independiente de los muertos". Sólo los extraños y los malditos están enterrados fuera de la aldea.
Fairhead señala que el aislamiento y el tipo equivocado de entierro no sólo se consideran una falta de respeto sino además, algo peligroso.
Si el funeral no se realiza correctamente, el “paso” al otro mundo se considera incompleto. Es entonces cuando actúa la creencia de que el espíritu puede seguir presente, perdido y errante, capaz de maldecir a los que no cumplieron sus obligaciones sociales.
"La respuesta a la crisis del ébola se ha llevado a cabo sin una comprensión de la importancia detallada de cómo los acontecimientos alrededor de la muerte y el entierro son críticos para la seguridad personal y la comunidad", dice Fairhead. Es el resultado de la resistencia a las nuevas prácticas forzadas por esta nueva situación.
Pero los antropólogos señalan que el pragmatismo y la flexibilidad son elementos fundamentales de las tradiciones que unen a las comunidades en los países asolados por ébola. Aseguran que estos rasgos podrían ser mejor aprovechados para mejorar la eficacia de la respuesta.
"La gente es extremadamente adaptable, especialmente en las zonas rurales", dice Mariane Ferme, profesora de la Universidad de California, Berkeley, y autora de la obra sobre Sierra Leona "Lo que subyace bajo las cosas".
Para concienciar a las personas hay que hablar con ellas
Si los expertos médicos y autoridades de gobierno quieren concienciar a las personas, necesitan hablar con ellos, no limitarse a imponerles órdenes únicamente.
"No hay forma de revertir esta situación si no se enfoca únicamente bajo el prisma del aislamiento, que es lo que realmente va a reducir la transmisión", dice Ferme. Se necesita una "intervención de base" pero se necesita además que las agencias internacionales estén dispuestas a escuchar a las comunidades afectadas.
"Creer que la solución estriba en limitarse a transmitir correctamente los mensajes, en decirle a la gente lo que tiene que hacer, en lugar de ir y sentarse y escuchar de qué otra manera se podría actuar, más acorde a sus tradiciones y a sus sentimientos", dice Ferme.
Encontrar una manera de responder a Ébola en formas que tengan sentido y sean aceptadas a nivel local será clave para detener su propagación a través de las comunidades. Pasando por encima de las prácticas y las creencias tradicionales, a la vez que se limitan a enviar órdenes estrictas no detendrán los funerales peligrosos, los cadáveres ocultos o cualquier otra cosa.
"Para llegar a una solución aceptada localmente hay que dialogar con la gente", dice Annie Wilkinson , investigadora del Instituto de Estudios para el Desarrollo del Reino Unido.
Artículo publicado en www.globalpost.com:
http://www.globalpost.com/dispatch/news/health/141010/familes-cant-mourn-ebola-victims-liberia |